La transformación digital no es sólo incorporar tecnología, sino que parte por conocer y tener delineado el negocio a través de procesos que puedan soportarlo, medirse y mejorarse. Estos procesos cumplirán los objetivos del negocio y deben estar sobre la tecnología, ya que ella es lo más volátil en el tiempo.
Es por eso que se debe realizar el levantamiento de los procesos AS-IS (situación actual), independizados incluso de la herramienta a implementar, para validar este levantamiento con todos los stakeholders (terceros relevantes), proponer mejoras y ver lo que será automatizable y lo que sólo se convertirá en procedimientos operacionales institucionalizados. Eso es en síntesis son las condiciones previas para toda transformación digital
A pesar de esto, siempre se le ha restado valor a los procesos de negocio, evitando incluso el modelado de negocios y la institucionalización del proceso de una manera estándar (independiente de su implementación). Por el contrario se baja la importancia del nivel anterior y se empieza directamente con su implementación en un BPMS.
¿Pero qué ocurre si la tecnología cambia? Todo debe rehacerse pues no se tiene un modelo de negocio delineado a nivel de proceso que pueda ser llevado a la nueva implementación.
Errores muy recurrentes y costosos que podrían evitarse, entonces ¿qué es primero el huevo o la gallina?